DERECHOS DE LOS NIÑOS
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- Published on Wednesday, 16 November 2011 15:51
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DERECHOS DE LOS NIÑOS
20 de noviembre
Para compartir con tu familia:
A la Infancia feliz
Niños, niños de todos los puntos cardinales, queridos niños, /niños desde la mar hasta el desierto: nacer es tan difícil que casi es hasta extraño. Sucede que no entiendo, por más que sumo y resto divido y multiplico, no logro descifrar esa regla de tres que llaman sufrimiento; ese dragón infame, cobarde, malo, indigno, que apaga con sus garras la luz de vuestro gesto y apenas os permite ser apenas felices, feliz como ya nunca se vuelve nunca a ser como cuando uno es niño.
No sé quiénes manejan las riendas del negocio. Ni cuántos miserables respaldan la miseria para su beneficio. No entiendo por qué faltan en un mundo tan rico, pan, agua y esperanza, una naranja, un techo, un plato de ilusiones, un vaso de cariño, una inyección de amor, una cama o un sueño. Porque soñar es bueno, y nunca más se sueña como cuando uno es niño. Pues es cuando se sueña que los árboles hablan idiomas vegetales, que el miedo se enamora y lloran los planetas y que los reyes brillan por ser tan bondadosos y que la tierra gira porque tragó una rueda y que cuando se muere nos suben a un castillo y que cada camino siempre lleva a una puerta y que la soledad ya no pone más huevos porque nosotros mismos le rompemos el nido.
No entiendo cómo pueden borrarnos la sonrisa, si nunca más se vuelve a sonreír tan limpio. No entiendo por qué muchos andáis en esqueleto. No entiendo por qué algunos recitáis el dolor antes de percibir el propio entendimiento. Ni entiendo que os enseñen a apretar el gatillo en vez de acostumbraros a disparar con besos. No entiendo por qué causa vociferáis la sed mientras llueven las nubes y descienden los ríos y aumentan los océanos. No entiendo que nos sobren tantas comodidades y haya tantos aprietos.
No me salen las cuentas por más que multiplico, divido y sumo y resto.
No puedo comprenderlo, aunque sí me lo explico: ser mayor es tan fácil que puede ser ridículo, y a veces se es muy torpe por ser tan exquisito y a veces se es muy pobre por exceso de excesos y de tanto tener no tenemos ni alma y de tanto poseer no poseemos conciencia y de tanto abarcar ya no abrazamos nada y de ambicionar tanto nos fallan los principios.
Niños, el mundo ha de cambiar; confío en esta gente que vive por vosotros, confío en vuestro impulso más capaz que el del viento, confío en los payasos y sus equilibrismos, confío en los gigantes de vuestros dedos tiernos y en una libertad para las marionetas y en una humanidad sin débiles ni altivos y en los lobos feroces que escapan de los cuentos.
No entiendo, como oyen ustedes, muchas cosas, pero confío, sí, soy hombre y como ustedes, confío.
Aurelio González Ovies
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